Friday, August 12, 2005

La agonía del Paiche, el último gran pez

Un valioso recurso natural de nuestra Amazonía –y uno de los animales de características más interesantes, productivas y dóciles del extenso sistema de agua dulce que integra esa vasta área de nuestro país-, está desapareciendo irremediablemente.

El paiche (Arapaima gigas), es uno de los peces de agua dulce de mayor tamaño en todo el mundo, llegando a medir dos metros y medio de largo, con un peso de 150 kilos. Su carne es particularmente apreciada (todo turista que llega a la Amazonía debe probar el paiche, pero lo que consigue en los últimos tiempos es “gato por liebre”).

En la época de gran pesca el paiche se consume fresco. Durante el resto del año, su carne salada, a la manera del bacalao, ha constituído, desde tiempos inmemoriales, sustento seguro para el habitante amazónico a todo lo largo y ancho del territorio, siendo su proteína elemento invalorable en la nutrición tradicional de las gentes.

En la famosa época de explotación cauchera no se concebía la falta del paiche en el almacén de víveres de los remotos campamentos selváticos, y era parte infaltable de la carga de los “regatones” (comerciantes que en sus botes traficaban por los ríos, intercambiando mercancías y productos básicos por jebe y otros productos de la región). Su olor punzante y carácterístico, filtrandose por todas partes, atestiguaba por doquier la prevalencia de este valioso alimento regional.

Carácterísticas Especiales

Los peces amazónicos, debido a características peculiares en muchos cursos de agua de los trópicos (gran acidez, turbidez y bajo contenido de oxígeno), presentan adaptaciones realmente interesantes para subsistir en su medio. Otro aspecto resaltante es la cantidad de especies que existen en la gran cuenca Amazónica, cuyo número, aún no determinado, podría sobrepasar la variedad del Océano Atlántico.

Debido al bajo contenido de oxígeno, algunos peces como en el caso del paiche, salen a la superficie para respirar aire de la atmósfera. En otras palabras, aparte de las branquias típicas, respiran por seudo-pulmones. Para ello, se elevan suavemente a la superficie cada veinte minutos, aproximadamente, y respiran por la boca, lo cual, por el tamaño del pez, es un espectáculo digno de verse. Este hábito, a su vez, lo hace muy vulnerable, ya que es generalmente el momento que se escoge para arponearlo.

Son padres ejemplares

Posiblemente entre sus características más curiosas se encuentra su sistema de reproducción.

La pareja se reúne para la temporada y busca el lugar adecuado, en aguas de poca profundidad (1.50 m), en las cochas turbias y aluviosas aledañas a los grandes ríos. En el fango abren pozas circulares, o nidos. Sin embargo, sólo utilizan uno de los huecos (los otros serían para despistar a posibles depredadores).

Durante la época de cortejo el macho adquiere un hermoso color achiote distribuido en franjas laterales a lo largo de la cola. Se realiza una danza nupcial activa y ruidosa, golpeándose y saltando espectacularmente en la superficie del agua antes del desove.

Se calcula que la incubación de los huevos demora unos doce días, durante los cuales la pareja cuida celosamente el nido. Este hábito se asocia generalmente a los peces de reproducción limitada (el paiche produce una nidada de unos 1500 huevos), y de su esmerado cuidado depende de la continuación de la especie.

Esta celosa atención se mantiene cuando salen los alevinos, que nadan constantemente alrededor de la cabeza de la madre, semejante a un halo o una sombra que la sigue por doquier. Ante algún peligro, ella los toma en la boca para protegerlos, como si los tragara mientras que el padre ronda protegiendo a la familia.

Un admirable recurso natural aprovechable

Si bien el paiche, por su gran tamaño, requiere de un lapso relativamente largo (tres a cuatro años) para llegar a su edad reproductiva, es uno de los recursos de más sencillo manejo y con mayor potencial de la Amazonía.

Se alimenta en un 70% de otros peces (lo cual representa factor de control sobre especies que pueden ser más precoses, agresivas y de rápida reproducción) así como de materia orgánica en descomposición.

Existen experiencias positivas en la introducción del paiche como fuente de recursos en la Laguna del Sauce, en Tarapoto. En 1965 se sembraron 26 alevinos de 30 cm de largo, llevados a Iquitos. Diez años después se censaron 72 pecess adultos y 500 juveniles. Se podría pensar que el manejo del paiche como recurso natural es relativamente lento, pero en vista del rendimiento de su carne constituye fuente segura de alimento natural, si se toman las medidas para mantener una población estable.

Uno de los objetivos de la Reserva de Pacaya-Samiria (Loreto), es la reproducción y manejo de este recurso. Sin embargo, las épocas de veda están desfasadas con su período reproductivo, y las propias embarcaciones en la entidad pesquera estatal de Iquitos se extraen animales que aún no han llegado al tamaño reglamentario, y en cantidades que exceden las normas para mantener una población adulta adecuada.

Quizás el ejemplo que produjo resultados más evidentes sobre las posibilidades de manejo de este recurso fue la Reserva Comunal de las Lagunas de Supay, que bajo la dirección del Dr. José López Parodi se estableció en las cercanías de Jenaro Herrera (Requena-Loreto). Con un sistema de control se reglamentó un método de saca, bajo el cual los pescadores pagaban una suma establecida de acuerdo a su condición industrial, familiar o deportiva. Los montos fueron determinados a fin de que actuaran como un control y una forma de crear conciencia, y la suma recaudada se utilizaba para mantener un puesto de guardianía.

La experiencia tuvo por resultado que durante los dos años en que funcionó este sencillo pero efectivo sistema, el aumento en la población de paiches, y otras especies de peces, fue tan notorio que los pobladores de la región aún hablan de ello. Esto, infelízmente, atrajo la codicia de otros pescadores de lugares lejanos, quienes aprovechando una noche tormentosa, cortaron el cable protector y quemaron la casa de los guardianes destruyendo así el sistema de manejo del recurso.

Actualmente en Supay reina la quietud en las aguas, rara vez marcadas por el lento surcar del lomo de un paiche que busca aire, luz y el medio para subsistir.



Fuente: “Ecología” de Barbara d’ Achille.



Asoc Amigos de los Animales

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